domingo, 5 de noviembre de 2017

Nosotros los cultos, nosotros los monstruos.

Nosotros los cultos, nosotros los refinados, nosotros los que no nos quedamos con aquellas cosas sencillas que todo mundo quiere. Aquellos que escuchamos rock independiente y comemos comida orgánica y slow food. Nosotros los que leemos los clásicos, la poesía de jóvenes autores transgresores y James Joyce (aunque nunca hayamos terminado de leer el Ulysses). Nosotros los que somos un asqueroso puñado de caqueros desagradables. Y es que el incremento del conocimiento, en muchos casos, hace que el ser humano no mejore en su totalidad sino que se convierta en un terrible monstruo. Por que como me dijeron en su momento, no podemos crecer solamente una arista de nuestra vida puesto que nos convertimos en seres deformes y orgullosos de hacer de menos a aquellos que no llegan al nivel de nuestro deformismo.

Escuchaba a Zoé y su quemadísimo Unplugged y vino a mi cabeza un meme en donde mostraban a una larga lista de bandas independientes, muy buenas por cierto, y luego mostraban a Zoé como una opción wannabe de ellas. Y me dije a mi mismo, ¿Qué hace que una banda sea buena y que me haga mejor que el resto que no las escuchan o no las conocen? Y fue entonces que mi cabeza me dio la respuesta, la necia gana de querer ser mejor que los demás. Por que esto no solo aplica a la música que escuchamos sino a cada pequeño aspecto de nuestras vidas como seres diferentes.

Somos verdaderamente desagradables. ¿Qué nos da la autoridad de desacreditar lo que otros escuchan, leen, ven o comen? ¿Qué nos hace seres superiores y olímpicos para dictar lo que otros deben o no escuchar leer, ver o comer? No digo que mi único referente sea la masa y sus gustos o preferencias masificadas, pero por qué diablos debo ser un dictador que imponga sobre aquellos que aún no han descubierto lo que deben hacer.

Pero, y entonces me pregunto ¿Habrá algún punto medio válido? Creo que sí y es el que siempre debimos haber tomado. El conocimiento, la educación y la formación solo pueden ser consideradas como valiosas y poderosas cuando se supeditan a la humildad y la capacidad de mantenernos asombrados. El saber y conocer no debería convertirme en un snob asquerosamente desagradable sino en alguien que puede transmitir posibilidades de expansión a otros mientras respeta el mismo proceso de desmasificación que deben seguir y que en algún momento seguimos. Por que también nosotros fuimos parte de todo eso que criticamos y quizás por ello es que huimos de forma tan vehemente como lo hacemos ahora.


Se trata de compartir mas, de aprender más, de disfrutar más. No de convertirnos en monstruos igual de totalitarios que aquellos que criticamos.

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